¡Alabado seas, oh Señor mi Dios! Cada vez que intento hacer mención de Ti me lo impide la sublimidad de Tu posición y la irresistible grandeza de Tu poder, pues si Te alabara a lo largo de la extensión de Tu dominio y la duración de Tu soberanía, descubriría que mi alabanza a Ti tan solo corresponde a los que son semejantes a mí, quienes son ellos mismos Tus criaturas y han sido generados mediante el poder de Tu decreto y creados mediante la potencia de Tu voluntad. Y siempre que mi pluma atribuye gloria a alguno de Tus nombres, pareciera que oigo la voz de su lamento por su lejanía de Ti y reconozco su llanto debido a su separación de Tu Ser. Atestiguo que todo lo que hay fuera de Ti no es sino Tu creación y se encuentra en la palma de Tu mano. La aceptación de cualquier acción o alabanza de Tus criaturas no es sino una prueba de las maravillas de Tu gracia y Tus muníficos favores, y una manifestación de Tu generosidad y providencia.
Te suplico, oh mi Señor, por Tu Más Grande Nombre, mediante el cual separaste la luz del fuego y la verdad de la negación, que hagas descender sobre mí y sobre aquellos de mis amados que se encuentran en mi compañía el bien de este mundo y del venidero. Provéenos, pues, con Tus ma-ravillosos dones que están ocultos a los ojos de todos. Tú eres, en verdad, el Modelador de toda la creación. No hay Dios sino Tú, el Todopoderoso, el Todoglorioso, el Altísimo.
-Bahá'u'lláh¡En el Nombre de Dios, el Altísimo! ¡Alabado y glorificado eres Tú, Señor, Dios Omnipotente, ante Cuya sabiduría el sabio está falto de conocimiento y fracasa, ante Cuyo conocimiento el erudito confiesa su ignorancia, ante Cuyo poder el fuerte se debilita, ante Cuya riqueza el rico atestigua su pobreza, ante Cuya luz el iluminado está perdido en la oscuridad, hacia el templo de Cuyo conocimiento se vuelve la esencia de todo entendimiento, y en torno al santuario de Cuya presencia circulan las almas de toda la humanidad!
¿Cómo puedo yo, entonces, ensalzar y hablar de Tu Esencia, que ni la sabiduría de los sabios ni el conocimiento de los eruditos han llegado a comprender, puesto que nadie puede ensalzar aquello que no comprende ni relatar aquello que no puede alcanzar, en tanto que Tú has sido, desde siempre, el Inaccesible, el Inescrutable? Aunque no pueda ascender a los cielos de Tu gloria ni remontarme a los dominios de Tu conocimiento, puedo al menos referir Tus señales, que dan testimonio de Tu gloriosa obra.
¡Por Tu gloria, oh Amado de todos los corazones, el único que puede calmar el dolor del anhelo por Ti! Aunque todos los habitantes del cielo y de la tierra se unieran para glorificar la menor de Tus señales, en las cuales y por las cuales Te has revelado, no lograrían hacerlo, y menos aún alabar Tu santa Palabra, creadora de todas Tus señales.
Toda alabanza y gloria sean para Ti, de Quien todas las cosas han atestiguado que Tú eres uno, y que no hay otro Dios sino Tú, Quien, desde siempre, has estado por encima de todo igual o semejante y lo seguirás estando eternamente. Todos los reyes no son más que siervos Tuyos, y nada son ante Ti todos los seres visibles e invisibles. No hay otro Dios salvo Tú, el Bondadoso, el Poderoso, el Altísimo.
-Bahá'u'lláh¡Glorificado eres Tú, oh Señor mi Dios! Te doy gracias por haberme permitido reconocer a la Manifestación de Ti mismo, por haberme separado de Tus enemigos y haber expuesto ante mi vista sus maldades y perversas acciones en Tus días, y por haberme librado de todo apego a ellos, y por hacer que me vuelva completamente hacia Tu gracia y Tus generosos favores. Te doy gracias, asimismo, por haberme enviado, desde las nubes de Tu voluntad, aquello que me ha purificado de tal modo de las insinuaciones de los infieles y las alusiones de los incrédulos que he fijado el corazón firmemente en Ti y he huido de aquellos que han negado la luz de Tu semblante. Te agradezco también que me hayas facultado para ser firme en Tu amor, proclamar Tu alabanza y ensalzar Tus virtudes. Y Te doy gracias por cuanto me has dado de beber del cáliz de Tu misericordia que ha superado todo lo visible y lo invisible.
Tú eres el Todopoderoso, el Más Exaltado, el Todoglorioso, el Amoroso.
-Bahá'u'lláh¡Magnificado sea Tu Nombre, oh Señor mi Dios! Tú eres Aquel a Quien todas las cosas adoran y no adora a nadie, Quien es el Señor de todas las cosas y no es vasallo de nadie, Quien conoce todas las cosas y no es conocido por nadie. Tú quisiste darte a conocer a la humanidad. Por tanto, mediante una palabra de Tu boca trajiste la creación a la existencia y diste forma al universo. No hay otro Dios sino Tú, el Modelador, el Creador, el Omnipotente, el Todopoderoso.
Te imploro, por esta misma palabra que ha brillado en el horizonte de Tu voluntad, que me permitas beber copiosamente de las aguas de vida con las que has vivificado los corazones de Tus elegidos y has reanimado las almas de quienes Te aman, para que, en todo momento y en toda condición, vuelva el rostro completamente hacia Ti.
Tú eres el Dios de poder, de gloria y de munificencia. No hay Dios sino Tú, el Gobernante Supremo, el Todoglorioso, el Omnisciente.
-Bahá'u'lláh¡Él es Dios! ¡Exaltado es Él, el Señor de la fuerza y la grandeza!
¡Oh Dios, mi Dios! Te doy gracias en todo momento y Te ofrezco alabanza en toda condición.
En la prosperidad, toda alabanza es para Ti, oh Señor de los mundos, y en su ausencia, toda gratitud es para contigo, oh Deseo de quienes Te han reconocido.
En la adversidad, todo honor es Tuyo, oh Adorado de todos cuantos están en el cielo y en la tierra, y en la aflicción, toda gloria es Tuya, oh Encantador de los corazones de quienes suspiran por Ti.
En la desdicha, toda alabanza es para Ti, oh Tú, Objetivo de todos cuantos Te buscan, y en el bienestar, toda acción de gracias es para Ti, oh Tú cuyo recuerdo atesoran los corazones de quienes están próximos a Ti.
En la riqueza, todo esplendor es Tuyo, oh Señor de quienes están consagrados a Ti, y en la pobreza, todo mandato es Tuyo, oh Tú, Esperanza de quienes reconocen Tu unidad.
En la alegría, toda gloria es para ti, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios, y en la tristeza, toda belleza es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios.
En el hambre, toda justicia es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios, y en la saciedad, toda misericordia es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios.
En mi tierra natal, toda merced es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios, y en el exilio, todo decreto es Tuyo, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios.
Bajo la espada, toda munificencia es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios, y en la seguridad del hogar, toda perfección es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios.
En la noble mansión, toda generosidad es Tuya, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios, y en el humilde polvo, todo favor es Tuyo, oh Tú, fuera de Quien no hay otro Dios.
En la prisión, toda fidelidad es para contigo, oh Tú Otorgador de dones, y en el encarcelamiento, toda eternidad es Tuya, oh Tú que eres el Rey sempiterno.
Toda generosidad es Tuya, oh Tú que eres el Señor de la generosidad, y el Soberano de la generosidad, y el Rey de la generosidad! Atestiguo que Tú has de ser alabado por Tus hechos, oh Tú, Fuente de la generosidad, y obedecido en Tus mandatos, oh Tú, Océano de la generosidad, Aquel de Quien procede toda generosidad, Aquel a Quien retorna toda generosidad.
-Bahá'u'lláhToda majestad y gloria, oh mi Dios, y todo dominio, luz, grandeza y esplendor sean para Ti. Tú otorgas soberanía a quien quieres y se la niegas a quien deseas. No hay Dios sino Tú, Quien todo lo posee, el Exaltadísimo. Tú eres Quien crea de la nada el universo y a todos cuantos lo habitan. No existe nada digno de Ti salvo Tú mismo, mientras que todos los demás son como proscritos ante Tu santa presencia y son como la nada comparados con la gloria de Tu propio Ser.
Lejos esté de mí ensalzar Tus virtudes, salvo por lo que Tú Te has ensalzado a Ti mismo en Tu poderoso Libro, donde dices: «Ninguna visión Lo abarca, mas Él abarca toda visión. Él es el Sutil, Quien todo lo percibe». ¡Gloria sea a Ti, oh mi Dios! En verdad, ninguna mente ni visión, por aguda o perspicaz que sea, podrá jamás comprender la naturaleza de la más insignificante de Tus señales. Verdaderamente, Tú eres Dios, y no hay Dios más que Tú. Doy testimonio de que Tú mismo eres la única expresión de Tus atributos, de que la alabanza de nadie fuera de Ti jamás podrá alcanzar Tu santa corte, y de que Tus atributos jamás podrán ser desentrañados por nadie fuera de Ti mismo.
Gloria sea a Ti; Tú estás muy por encima de la descripción de nadie fuera de Ti, ya que más allá de la concepción humana está el magnificar convenientemente Tus virtudes o comprender la realidad íntima de Tu Esencia. Lejos esté de Tu gloria que Tus criaturas Te describan o que Te conozca jamás nadie fuera de Ti. Yo Te he conocido, oh mi Dios, porque Tú Te has dado a conocer a mí, pues si no Te hubieras revelado a mí, no Te habría conocido. Te rindo culto gracias a que Tú me has llamado, pues, de no haber sido por Tu llamamiento, yo no Te habría adorado.
-El Báb